lunes, 30 de agosto de 2010

Cuando la filaria decide acabar con su huesped, SINDROME DE LA VENA CAVA.


A raíz del vídeo de acceso yugular derecho para la resolución del síndrome de la vena vana producido por la filariosis nos han preguntado como se diagnostica dicho síndrome en perros con filariosis y que diferencia existe entre síndrome de la vena cava y una filariosis muy avanzada.

Vamos a empezar denominando para así poder entender mejor que es el Síndrome de la Vena Cava.


Como síndrome es un conjunto de síntomas ocasionados en este caso por el acumulo de parásitos de Dirofilaria Inmitis (en el caso de Canarias) en aurícula derecha, ventrículo derecho y venas cava.


Aunque inicialmente la filariosis se clasifica en 3 estadios en función de su gravedad, el síndrome de la vena cava es considerados por algunos autores como grado 4, y por otros como una complicación del grado 3. Se da principalmente en zonas endémicas del parásito, tales como Gran Canaria, y generalmente en primavera verano. La epidemiologia nos indica que suelen ser machos jóvenes que han recibido una alta carga parasitaria el año anterior los que mas suelen sufrir de esta enfermedad. Aunque también se ve bastante en perro adultos que no han tomado nunca preventivos.


De forma normal el síndrome de la vena cava se produce cuando los adultos de filaria "migran" desde la arteria pulmonar hacia ventrículo derecho. Aunque migración se entiende como movimiento activo del parásito y aunque este es capaz de moverse, en el caso de esta migración no existe un desplazamiento activo por parte del parásito, sino que por causas aun no bien entendidas (se cree que hipotensión pulmonar, hipoperfusión pulmonar) cae hacia el ventrículo derecho. Una vez los adultos llegan al ventrículo derecho el paso hacia aurícula derecha es sencillo gracias al apoyo de las estructuras que conforman la válvula auriculoventricular derecha (tricúspide).


El síndrome es consecuencia de la presencia de estos parásitos en medio del orificio que conforma la válvula tricúspide, lo cual impide el buen funcionamiento de está y ocasiona una severisima regurgitación tricuspidea. Esta regurgitación impide que la sangre durante la sístole sea enviada al circuito pulmonar. Si a eso le sumamos que en los perros con filariosis suele existir un estado asociado de hipertensión pulmonar, tenemos por resultado una disminución en la llegada de sangre al circuito cardiaco izquierdo, y por tanto una disminución del flujo de salida del ventrículo izquierdo. Manifestándose en este momento signos de bajo gasto cardiaco (mucosas pálidas, deficit de pulso femoral, insuficiencia pre-renal, intolerancia al ejercicio, sincopes).


Los parásitos impidiendo el cierre de la válvula tricúspide y la altísima regurgitación que se presenta hacen rápidamente aparezcan los signos de insuficiencia cardiaca congestiva derecha, debido al acumulo de sangre en el circuito de entrada al atrio derecho.


Otra patología asociada a este síndrome y que sin duda también empeora la esperanza de vida del paciente es la eritrolisis que se produce con su consecuente hemoglobinuria. Aunque aun existen dudas sobre su causa, se piensa se produce por el paso de los glóbulos rojos entre los adultos alojados en la válvula tricúspide. Estos glóbulos rojos tiene que pasar por una zona de alta presión (recordemos que la válvula tricúspide se encuentra llena de parásitos adultos obliterandola y pasando por ella entre sístole y diástole) y sufren lisis. Esta lisis puede ocasionar también Coagulación Intravascular Diseminada (CID), por activación de la cascada de coagulación por rotura de eritrocitos.


Como dato interesante el síndrome al completo, incluyendo la lisis de eritrocitos con hemoglobinuria, CID y ICC de derecha se han podido reproducir en perros de experimentación, tras inocular gran cantidad de filamentos de silicona en cavidades derecha.


Ahora bien, ¿Que signos externos observaremos?, principalmente signos de bajo gasto cardiaco como bien hemos explicado en la patogenia de este síndrome. Es decir, mucosas pálidas, pulso femoral hipocinetico.

También indicios de ICC derecha, ascitis, hipertensión portal.

Auscultación de murmullo diastólico y galope diastólico, por la presencia de los parásitos entre las valvas de la tricúspide.


Por supuesto la ecocardiografia es la herramienta diagnóstica, y puedes ver ejemplos de un paciente en nuestro centro veterinario (aquí vídeo1) y (aquí vídeo2). En ambos podéis ver como el volumen interior tanto de ventrículo derecho como aurícula se ven invadidos por numerosos parasitos. Estos se encuentran atravesando el orificio de la válvula tricúspide impidiendo el cierre de esta y ocasionando la regurgitación que anteriormente describimos.



Alexis J. Santana González. DVM. Col829.




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